LAS FUNCIONES EJECUTIVAS
2. LA FLEXIBILIDAD COGNITIVA
Otra de las habilidades que componen el Funcionamiento ejecutivo es la Flexibilidad Cognitiva. También definida como “shifting”, esta nos permite adaptarnos al cambio, es decir, elegir la mejor estrategia o respuesta para enfrentar de forma flexible y eficiente un problema. En términos simples, implica cambio o alternancia (Atención Dividida), adaptación, aprendizaje, lo que permitirá iniciar o detener una actividad, acelerar y bajar la velocidad, y redirigir los planes cada vez que sea necesario (Moraine, 2012). Moraine la define en 3 ámbitos:
- Pensar: Contemplar un tema desde una perspectiva que me permita evaluar los posibles resultados, y estar dispuesto a considerar más de una opción.
- Sentir: Frente a una situación emocionalmente desafiante, cambiar la reacción negativa por una más constructiva.
- Acción: Se observa en el análisis previo de una situación, decidiendo que acción se llevará a cabo.
Para lograr un adecuado ajuste del comportamiento, es imprescindible la actuación de la “red de atención ejecutiva” de Posner. Esta red tiene relación con el actuar con conciencia crítica respecto de lo que sucede y de lo que se hace en distintas situaciones tales como:
- Situaciones de conflicto cognitivo, Cuando hay más de una opción posible.
- Situaciones de Incongruencia, Cuando se presentan estímulos contradictorios.
- Situaciones en que los resultados obtenidos no son los esperados.
Se ha descrito que esta habilidad aparece alrededor de los 3 años cuando el niño puede cambiar una regla específica, por ejemplo, en tareas de clasificación de pelotas ya sea por tamaño o color. Ya en la adolescencia adquiere un desarrollo similar al del adulto (Anderson, 2001). Al igual que la memoria de Trabajo, existen estudios que demuestran los efectos positivos que tienen los programas de estimulación temprana de las Funciones Ejecutivas (Karbach & Kray, 2009).